Síndrome del Edificio Enfermo

La rédaction
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INTRODUCCIÓN

El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) es el nombre que se da al conjunto de síntomas diversos que presentan, predominantemente, los usuarios de dificios y no suelen ir acompañados de ninguna lesión orgánica o signo físico, diagnosticándose por exclusión. El SEE no es un fenómeno extraño. La O.M.S. establece que a nivel Mundial, el 30% de los Edificios Públicos han sido afectados por el S.E.E. (estudios realizados en Gran Bretaña, sobre una muestra de 4.500 oficinistas de 46 Edificios, se detectó que el 29% se encontraban afectados por 5 o más síntomas asociados al S.E.E.
El Instituto Nacional Americano de Seguridad e Higiene (NIOSH) ha efectuado mas de 1.000 investigaciones de calidad de aire en Edificios de Estados Unidos hasta 1994. (80 % Edificios Públicos, 13% Escuelas y 7% Edificios sanitarios). De todos estos estudios, el 99% fueron efectuados después de 1978, de las cuales 720 corresponden a 1988. Este hecho demuestra que el S.E.E. es un problema reciente que se da principalmente en edificios construidos dentro de los últimos 20 años.

PERFIL DE UN EDIFICIO ENFERMO

Características

Los síntomas asociados al Síndrome aparecen rápidamente, de 2 a 6 horas después de la entrada en el Edificio y suelen ser temporales, desapareciendo cuando se abandona el Edificio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) diferencia entre dos tipos distintos de edificio enfermo: Edificios temporalmente enfermos, entre los cuales se incluyen edificios nuevos o de reciente remodelación, donde los síntomas remiten y desaparecen con el tiempo (aproximadamente medio año). Edificios permanentemente enfermos, cuando los síntomas persisten, a pesar de haberse tomado medidas para solucionar los problemas. Las características comunes a estos edificios son: Sus ocupantes manifiestan quejas respecto a su salud en una proporción > 20%. Con frecuencia estas quejas son más numerosas por la tarde que por la mañana. Se encuentran equipados con sistemas de ventilación o climatización forzada del aire, (aunque también pueden estar ventilados de forma natural) que generalmente es común a todo el edificio o a amplios sectores y existe recirculación parcial del aire. Las superficies interiores pueden estar recubiertas con material textil, lo cual favorece una elevada relación entre superficie interior y volumen. Se caracterizan por ser edificios herméticos en los que las ventanas no suelen ser practicables. Practican el ahorro energético y pretenden un ambiente térmico homogéneo.

Sintomatología y diagnóstico asociado a un edificio enfermo

La sintomatología que define el SEE puede ser muy variada, pudiendo llegar a ser compleja, ya que suele ser el resultado de la combinación de distintos factores. Los síntomas que definen al SEE pueden agruparse en cinco categorías:
A. Irritación de los ojos, de la nariz y/o de la garganta. Sensación de sequedad en membranas mucosas y piel. Ronquera. Respiración dificultosa. Elevada incidencia de infecciones respiratorias y resfriados.
B. Irritación de la piel. Eritemas (erupciones cutáneas).
Hipersensibilidades específicas. En ciertos edificios pueden estar potenciadas algunas enfermedades comunes del individuo, tales como sinusitis y algunos tipos de eczemas.
C. Síntomas de neurotoxicidad. Nauseas, mareos y vértigos. Dolor de cabeza. Fatiga mental.
D. Reacciones no específicas.
E. Quejas relacionadas con los sentidos del olfato y del gusto.

Enfermedades Relacionadas con el S.E.E.

Por otro lado, otra cuestión de naturaleza diferente son las Enfermedades Relacionadas con los Edificios que son menos frecuentes pero a menudo más graves y van frecuentemente acompañadas de signos físicos muy definidos y pruebas de laboratorio fiables:
- Enfermedades por hipersensibilidad: pneumonitis por hipersensibilidad y fiebre de los humidificadores; asma; rinitis; dermatitis.
- Enfermedades infecciosas: legionelosis; fiebre de Pontiac; tuberculosis; gripe; resfriado común.
- Enfermedades de origen químico o físico conocido.

Factores de riesgo

Cuando se empiezan a investigar las posibles causas determinantes de la aparición de un edificio enfermo, se encuentra numerosos factores de riesgo:


- Contaminantes ambientales.


- Contaminantes químicos.


- Productos de combustión.

Los propios ocupantes del edificio suelen ser una de las fuentes más importantes de contaminación ya que el ser humano produce de forma natural dióxido de carbono (CO2), vapor de agua, partículas y aerosoles biológicos, siendo a la vez responsable de la presencia de otros contaminantes entre los que destaca el humo del tabaco. El dióxido de nitrógeno (NO2) (se utiliza como combustible de cocinas, estufas, secadoras y quemadores de gas-oil, etc.) produce irritaciones en el tracto respiratorio superior. De modo similar el dióxido de azufre (SO2) se genera al quemar combustibles conteniendo azufre (carbón, madera, gas-oil e incluso gases licuados) y es también irritante de las mucosas. Penetra en el organismo por fijación en los líquidos que recubren las membranas del aparato respiratorio y forma ácido sulfuroso y posteriormente ácido sulfúrico (H2SO4). Materiales de construcción. Los materiales de construcción y decoración del edificio así como los muebles y demás elementos pueden también ser la causa de la presencia en el aire de compuestos (formaldehído, vapores orgánicos, polvos y fibras de asbesto, vidrio o textiles). El formaldehído se emplea extensamente en la formulación de plásticos y resinas, especialmente usadas como aislantes térmicos, barnices, muebles y decoración. Una inadecuada formulación, un mal curado, así como la degradación producida con el paso del tiempo, son las causas de la emisión de este compuesto al medio ambiente. Otros materiales de construcción que pueden ser fuente de contaminación son los muebles y elementos de decoración de madera y caucho, los agentes sellantes, colas, barnices y materiales textiles. Entre los disolventes detectados con una mayor frecuencia se hallan los hidrocarburos alifáticos y aromáticos y algunos clorados, entre ellos los freontes y 1,2-dicloroetano. La fibra de vidrio y el amianto son dos tipos de fibras que presentan un riesgo potencial de contaminación . El primero esta formado por material sintético amorfo a base de silicatos y se usa como refuerzo en plásticos, cauchos, papel y tejidos, así como aislante térmico y acústico en los sistemas de ventilación/climatización. El término amianto abarca distintas formas de silicatos minerales naturales empleados normalmente en materiales de aislamiento. Aunque su utilización está prohibida o muy limitada en los edificios de nueva construcción, aún es frecuente encontrarlos en edificios antiguos, pudiendo ser fuente de contaminación durante la realización de trabajos de mantenimiento y remodelación, así como consecuencia de la degradación de los materiales que los contienen. El sulfuro de hidrógeno (H2S) se libera durante el proceso de descomposición de los productos orgánicos que contienen azufre. Puede penetrar en los edificios por los desagües mal sifonados. Productos de consumo. Por otra parte los materiales usados para el trabajo de oficina (correctores, ozono desprendido por las fotocopiadoras), en las instalaciones (biocidas, desodorantes) o para el mantenimiento (productos de limpieza), pueden aportar aerosoles que actúan como contaminantes ambientales. El ozono es un oxidante que en determinadas condiciones está presente en el aire exterior. En el aire interior se genera, como hemos dicho anteriormente, a partir de las máquinas fotocopiadoras, lámparas de descarga de altas frecuencias, lámparas ultravioletas y descargas de arco eléctrico. La utilización de ozonizadores como desodorizantes y desinfectantes representa una fuente importante de su presencia en el aire. Dentro de los biocidas se incluyen dicumarinas, organofosforados, carbamatos y órganoclorados que se usan contra todo tipo de insectos, roedores y hongos y todo tipo de crecimiento microbiológico en general. Mientras algunos son volátiles y tienen un tiempo de residencia limitado, otros pueden acumularse en el polvo y redistribuirse.

Materiales y compuestos metálico.

Por su parte, el sistema de ventilación/climatización libera aerosoles conteniendo Al2O3. H2O, Al2O3.HCl y Al2O3.CO2 procedentes de la corrosión del aluminio, metal del que está construído normalmente parte del mismo. Olores. El ser humano percibe el aire como la suma de dos sensaciones difícilmente diferenciables, una olfativa y otra química o irritante, que se dan de forma simultánea frente a muchos compuestos químicos. En un edificio, el aire contiene cientos de compuestos químicos a concentraciones muy bajas, miles de veces inferiores a cualquier valor de referencia existente para aire, por lo que intentar su identificación y su control es complicado. Además, cuando se da un problema de aire cargado o molesto, no existe, en general, un único responsable del mal olor sino que se trata de un efecto combinado, por lo que se tiende a considerar a los olores en un interior como una clase única de contaminantes. Es importante distinguir entre los olores procedentes del exterior, que pueden llegar al edificio a través de los sistemas de renovación de aire o por infiltraciones a través del suelo o desagües, y los generados en el interior del propio edificio.

Contaminantes biológicos.

Los bioaerosoles son partículas transportadas por el aire, constituidas por seres vivos, o moléculas que han sido liberadas por un ser vivo. La relación entre el SEE y los bioaerosoles se centrará en las endotoxinas (toxinas bacterianas), micotoxinas (toxinas de origen fúngico) y otros productos microbianos. Para explicar la producción de aerosoles biológicos o bioaerosoles debe hacerse referencia a los conceptos de reservorio, multiplicador y diseminador. Un reservorio es un medio que reúne una serie de condiciones que permiten a los microorganismos sobrevivir en un determinado entorno, mientras que el multiplicador favorece que se reproduzcan y el diseminador actúa como introductor de los microorganismos y de sus metabolitos en el aire.

Contaminantes físicos.

Este apartado recoge todos aquellos factores de riesgos, relacionados con el entorno físico, que influyen en el ambiente de trabajo presente en un edificio.

- Iones.

Algunos autores defienden la hipótesis de que la ausencia de iones negativos en un ambiente cerrado puede ser el origen de un edificio enfermo. No existen sin embargo evidencia de que la utilización de generadores de iones tenga beneficios totalmente demostrables.


- Iluminación.

En un ambiente con un nivel de iluminación bajo, un contraste insuficiente, con brillos excesivos y destellos pueden ser causa de estrés visual generador de irritación de ojos y dolores de cabeza. El uso prolongado de pantallas de visualización de datos (PVD) requiere una iluminación particularmente bien diseñada.

- Ruido.

Un entorno ruidoso puede reducir la capacidad de concentración de las personas y producir una situación en la que se manifiestan síntomas concretos, tales como estrés, dolor de cabeza y fatiga. El ruido también puede generar situaciones de insatisfacción en el trabajo y sensación de disconfort.
Conviene mantener los niveles de presión sonora dentro de límites confortables para evitar la aparición de problemas. La naturaleza del ruido es también un factor importante ya que está demostrado que los ruidos de baja frecuencia, los tonos puros y los ruidos discontinuos no periódicos pueden causar irritabilidad y molestias.

- Vibraciones.

Las vibraciones producidas cerca de un edificio o debidas a máquinas instaladas en el mismo, también pueden afectar a sus ocupantes. Las vibraciones de baja frecuencia pueden incluso pasar desapercibidas y sus efectos ser confundidos con los descritos y atribuidos a la contaminación ambiental.

- Ambiente Térmico.

El adecuado balance entre los parámetros que intervienen cuando se estudia el ambiente térmico (temperatura seca del aire, humedad relativa, temperatura radiante media y velocidad del aire) y teniendo en cuenta las necesidades propias de cada persona en función del nivel de actividad que desarrolla, las características del vestido, de su edad y de su fisiología, conducirá a situaciones en las que si bien no todo el mundo se encontrará térmicamente confortable, si lo estará la mayoría de la población expuesta a este ambiente térmico.

- Ventilación.

Una ventilación inadecuada es debida generalmente a un insuficiente suministro de aire fresco (a consecuencia de una elevada recirculación del aire o a un bajo caudal de impulsión), una mala distribución y, por tanto, una mezcla incompleta con el aire exterior (provoca estratificaciones del aire y diferencias de presión entre las diferentes zonas del edificio), una incorrecta filtración del aire (por un mantenimiento incorrecto o un inadecuado diseño del sistema de filtración) y, por último, a una temperatura del aire y humedad relativa extremadamente fluctuante.

- Factores ergonómicos.

La utilización de un mobiliario inadecuado o mal dispuesto para las tareas a desarrollar, pueden ayudar a la aparición de fatiga, dolores musculares y problemas de circulación.

- Factores psicosociales

Como factores de tipo psicosocial, y según la clasificación de la OMS, se pueden considerar los que se refieren a la organización del trabajo (horario, participación, ritmo y responsabilidad en el mismo, etc) y los que se refieren a la propia tarea (contenido de la misma, repetitividad, monotonía, estatus, etc.).
Estos factores vienen determinados, por una parte, por las interacciones entre el trabajo y su medio ambiente, y, por otra, por las capacidades de los trabajadores, sus necesidades y sus expectativas. Todo este conjunto puede afectar al personal haciéndolo más susceptible a diversos factores ambientales.

DIAGNOSIS DEL SEE.

Para diagnosticar la existencia de un Síndrome de Edificio Enfermo debe efectuarse una investigación cuidadosa entre el personal afectado, que nos permita establecer una relación entre los síntomas que se presentan y su duración y el edificio problema. Además, los síntomas tendrían que desaparecer o mejorar al final de la jornada laboral, durante los fines de semana o en el período de vacaciones.

Investigación asociada a un edificio enfermo

Se recomienda un protocolo de actuación para estudiar este tipo de problemas que se desarrolla en cuatro fases de aplicación general, en función de la intensidad e importancia de los problemas detectados:

Primera fase: Investigación inicial del edificio y planteamiento del problema.

En esta fase preliminar se realiza una revisión general del edificio que pretende identificar el tipo y la gravedad del problema manifestado, para decidir si son precisas más investigaciones o incluso asesoramiento externo.
La revisión técnica del edificio y de las condiciones de la instalación se basarán en la información y planos suministrados por el personal de mantenimiento. La lista de “chequeo” que describa el edificio, los materiales de construcción, el tipo de instalaciones y el estado general del mismo.

Segunda fase: Medidas de inspección y guía.

En esta fase se compara el uso y el funcionamiento actual del edificio con el diseño y la función de la planta original y se toman acciones correctoras puntuales.

Tercera fase: Medidas de ventilación,indicadores de clima y otros factores implicados.

Si las acciones tomadas en las fases anteriores no han logrado disminuir los problemas, en esta fase se realiza un análisis completo del sistema de ventilación y del clima del ambiente interior.

Ventilación

- Inspección visual de la acumulación de suciedad y polvo en los filtros, baterías de calentamiento y de enfriamiento y en los intercambiadores de calor.
- Control del ajuste de temperaturas, interruptores de inicio y parada.
- Comprobación del funcionamiento de los sistemas de control automático.
- Medida del grado de recirculación.
- Medida de los flujos de suministro y extracción para todo el sistema y muestreo representativo de las habitaciones.
- Medidas del intercambio de aire.
- Medidas de la eficacia de la ventilación.
- Calidad de aire y otros factores.
- Medir los indicadores de calidad del aire tales como CO2, CO y de calidad de clima como la temperatura del aire, pero incluyendo cambios diurnos que puedan presentarse. Además, es necesaria la medición de factores especiales que vendrán dados por la inspección inicial del edificio y por las respuestas del cuestionario.
- En edificios nuevos o recientemente reformados, si la presencia de olores es significativa, se mide la presencia de compuestos orgánicos volátiles totales o individuales (en especial irritantes fuertes) y si los materiales de construcción o los muebles son una posible fuente de olor importante, también se mide la cantidad de formaldehído presente en los mismos. En aquellas habitaciones en las que se observa la presencia no protegida de materiales aislantes a base de fibras minerales, se mide el número de fibras totales. Se recomienda su sustitución y sellado.
- Medir el contenido de polvo en el aire y en el suelo. También puede ser importante evaluar la composición del polvo.
- Medir las posibles fuentes de ruido no evidentes a priori como, por ejemplo, ruidos de baja frecuencia generados por los sistemas de ventilación u otras maquinarias.
- Medidas de la iluminación incluso en ausencia de quejas, sobretodo por parte de los usuarios de pantallas de ordenadores.
- Medidas de la correcta distribución de las corrientesde aire.
- Medir la temperatura del techo o la temperatura de plano radiante correspondiente a esa superficie, siempre y cuando el techo esté más caliente que el aire.

Cuarta fase: Examen médico e investigaciones asociadas.

En general, no es necesario llegar a esta fase puesto que los problemas en los edificios se solucionan en las fases previas. En esta fase se efectúa un examen médico en el que puede ser necesario examinar empleados con y sin síntomas.

Principales focos de contaminación biológica.

- Aire exterior.

Transporta granos de polen, bacterias y hongos tanto sus formas vegetativas como sus formas resistentes (esporas). La mayoría son inocuos para el hombre pero algunos de ellos pueden ser patógenos. Sistemas de filtración. Se produce retención del material particulado que lleva el aire y al que pueden ir asociados microorganismos. Este sustrato representa un buen medio para la proliferación de los mismos. Sistema de refrigeración. En las torres de refrigeración de refrigeración la temperatura que alcanza el agua no difieren en exceso de las que favorecen el desarrollo de la bacteria causante de la legionelosis (entre 35-45ºC) y de otros microorganismos como algas, amebas y bacterias. De estas torres de refrigeración, debido a su diseño y funcionamiento, se desprenden a la atmósfera aerosoles que pueden contener microorganismos, los cuales se suman a la contaminación exterior, pudiendo reintroducirse en el sistema de ventilación del mismo edificio o de los edificios situados en las proximidades (dependiendo de la dirección de los vientos predominantes en la zona así como de la ubicación de las tomas de aire).

- Humidificadores.

En los que el agua es reciclada existe un especial peligro de que se conviertan en reservorios y diseminadores de los microorganismos que se desarrollen en ellos.

- Materiales porosos.

Presentes como aislantes acústicos o como material de construcción de los conductos, pueden convertirse el zonas de crecimientos de agentes biológicos debido al posible acúmulo de suciedad y a la presencia de agua proveniente del aire que circula en dichos conductos.
Aire interior de los locales. Uno de los principales focos de contaminación del aire interior son las personas que ocupan el edificio que pueden ser portadores sintomáticos o asintomáticos de agentes biológicos. Hay que tener en cuenta que muchos sistemas de ventilación funcionan reciclando el aire interior por lo que el sistema puede, en conjunto, convertirse en el diseminador de la contaminación generada en una zona.

Medidas preventivas

- Ubicar las tomas de aire exterior de modo que se impida la reentrada de los aerosoles producidos en las torres de refrigeración.
- Mantener el edificio a ligera presión positiva para minimizar la infiltración del aire por lugares no controlados (puertas, ventanas, etc.).
- Suministrar suficiente aire fresco de ventilación cumpliendo con los estándares o recomendaciones técnicas relativas al tema (2.2 dm3/s. UNE 100-011-1991).
- Disponer de accesos adecuados a los diferentes componentes del sistema para su inspección, reparación y limpieza.
- Colocar filtros adecuados para el control de la entrada de materia particulada.
- Es recomendable usar prefiltros y filtros que tengan eficacias de retención superiores al 80% (EU3 y EU4. ASHRAE). Cambiar los filtros a intervalos regulares de tiempo y cuando sea necesario instalar filtros tras los intercambiadores de calor.
- Prevenir la acumulación de agua estancada bajo los sistemas de refrigeración, implantando un sistema de drenaje continuo.
- Reparar de inmediato cualquier fuga de agua tanto dentro del sistema de ventilación/climatización como en el resto del edificio. Seleccionar humidificadores que utilicen vapor de agua como fuente de humedad en lugar de los que utilizan agua reciclada. Dentro de los humidificadores de vapor son preferibles los de vapor seco.
- Mantener la humedad relativa del aire por debajo del 70% (30-65%, siendo el 50% el valor idóneo para un confort óptimo)en los espacios ocupados y en los plenos de baja velocidad de aire.
- Establecer programas de mantenimiento que contemplen la inspección, limpieza y desinfección de los diversos componentes del sistema, registrando las operaciones que se realicen y su periodicidad, prestando especial atención a los humidificadores y torres de refrigeración:


- Humidificadores.

Drenar y limpiar los humidificadores a intervalos de 2-4 meses, realizando aclarados con desinfectantes (recomendamos el hipoclorito sódico diluído). Utilizar agentes descalcificantes del agua.

- Torres de refrigeración.

Inspeccionarlas mensualmente, realizando una purga de agua sucia y reposición de agua limpia.
En invierno, o una vez al año, vaciar la piscina y limpiar o eliminar cualquier tipo de sedimentos o productos corrosivos.

- Filtros.

De polvo fino (EU3 y EU4), limpieza mensual.
De polvo fino de alta eficacia (EU5 al EU9) y filtros absolutos (HEPA), cambiarlos cada vez que lo reclame
la alarma de suciedad.
Durante las operaciones de mantenimiento y limpieza del sistema es recomendable utilizar equipos de protección personal al entrar en espacios confinados: protectores de las vías respiratorias con filtros para materia particulada de alta eficacia (EU3 o EU4) y ropa de trabajo. 

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